Junto a Patricio Larrambebere y Ezequiel Semo de la
Agrupación Boletos Tipo Edmonson / ABTE, Graciela Schuster y Guillermina Fressoli del colectivo de historiadores
REOS y Azul Blaseotto de
La Dársena_Plataforma de Pensamiento e Interacción Artística, viajamos especialmente entre el 28 y el 30 de Diciembre de 2014 a Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires. Más específicamente al puerto de Ingeniero White, para estar presentes en los festejos de los primeros 10 años del
Museo Taller FerroWhite.
Ingeniero White está localizado a unos 10kms. de Bahía Blanca y allí se encuentra uno de los principales puertos de ultramar de la Argentina, puerta de salida de la producción cerealera y en convivencia con el Polo Petroquímico, dando forma a un complejo estrechamente vinculado al actual modelo de agronegocios. Firmas multinacionales como Cargill, Dow Chemical y alianzas con las estatales YPF y Petrobras accionan actualmente en dicho complejo, con enormes consecuencias ambientales.
Sí, podemos. Buena parte de la producción de soja transgénica hoy sale por aquí.
El Puerto de Bahía Blanca tuvo tres etapas: en manos capitales británicos, estatal y privatizado.
La empresa cerealera multinacional a la que hace referencia el cartel es la estadounidense Cargill. Luego de la visita al Puerto, nos dirigimos al Museo Taller FerroWhite. En el mismo predio se encuentra la Usina Gral. San Martín, construida en 1932 por Empresas Eléctricas de Bahía Blanca, subsidiaria de la Compañía Italo Argentina de Electricidad. La Usina, que proveía de electricidad a la ciudad de Bahía Blanca, fue estatizada en 1948, funcionando hasta que entre 1999 y 2000, al calor de la política de privatizaciones de aquél momento, fue desguazada.
Además de la Usina, se puede visitar el edificio que era la vivienda del antiguo Gerente de la misma, hoy conocido como "La casa del Espía" (circula la leyenda que lo vincula al espionaje nazi), adonde funciona un café y se pueden ver documentos, fotografías y objetos que dan testimonio de historias de fantasmas y sueños incumplidos en el lugar.
Detalle de la Usina Gral. San Martín, diseñada por el arquitecto italiano Giusseppe (José) Molinari, también autor de la Usina de Puerto Nuevo, en la ciudad de Buenos Aires. La escultura pertenece a Troiano Troiani y nos muestra la escena de San Jorge en pleno combate contra un dragón.
Abajo, exterior y detalle del interior de
La Casa del Espía, con sus respectivos dragones. También en sus habitaciones encontramos otras presencias, amorosas y/o fantasmales, símbolos de luchas que no terminan aún.
Finalmente, se encuentra en el mismo predio el edificio racionalista, construido en 1963, que funcionaba como talleres de reparación de la Usina, y adonde actualmente se encuentra la sede del MuseoTaller FerroWhite. Allí se soplaron las velitas de cumpleaños de este proyecto, museo público ideado y dirigido por Reinaldo Merlino, resultado de un hacer colectivo que involucró desde sus inicios a ex-trabajadores ferroviarios, portuarios, vecinos, historiadores y artistas de todas las disciplinas.
Algunas imágenes del festejo que paradójicamente incluyó la despedida de Reinaldo Merlino como Director del Museo. Conocí a Reinaldo en 2002 cuando compartimos el proyecto ExArgentina, un proceso colectivo de investigación con métodos artísticos ideado por los artistas alemanes Alice Creischer y Andreas Siekmann, con el apoyo del Goethe Institut Buenos Aires.
ExArgentina fue un proceso excepcional, inusual en su extensión temporal y por el tipo de relaciones que generó entre prácticas artísticas y sociales de distintas partes del mundo, pero especialmente por los lazos que generó entre artistas y activistas argentinos que no nos conocíamos entre nosotros. El proyecto estuvo enfocado en los efectos del modelo neoliberal durante los años 90' en nuestro país, considerado un laboratorio de dichas políticas.
ExArgentina incluyó dos muestras: Pasos de fuga del trabajo al hacer en el Museo Ludwig de Colonia, Alemania (2004), exposición en la que FerroWhite instaló un container dentro del museo, y Lanormalidad, Palais de Glace, Buenos Aires, Argentina (2006), adónde exhibió sus ocho vagonetas que transportan "Máquinas de Hacer Historia".
Fue durante esos cuatro años que se inició el diálogo y el intercambio entre el Archivo Caminante y el MuseoTaller FerroWhite, basado en el mutuo interés, respeto y afecto. La historia como punto de partida, no de llegada. La historia no como tema sino como territorio para ser habitado, retransitado, revisitado. Los recuerdos de interés, aquéllos que transportan potencias, algo vivo o susceptible de vivir. Los trabajos de memoria como herramienta para activar la historicidad de nuestras vidas hoy, esto es, nuestra capacidad para hacer nuestra propia historia.
Durante el festejo, se descubrió un nuevo documento que pasó a integrar el patrimonio del Museo: una foto del festejo de fin de año (1975) en la que se ve a los trabajadores del Taller Maldonado a punto de realizar el brindis. El autor de la foto, Diego Aguilar, trabajador del taller, estuvo presente.
(1)
Reinaldo Merlino no va a parar. Sus palabras no fueron una despedida sino una invitación a seguir luchando, a seguir encontrando los modos de - en sus palabras - "morder la realidad" y así provocar la mínima incomodidad necesaria en nuestros culos para ponerse en movimiento, para no quedarse apoltronados en la conformidad, la desmemoria y en la mera intelectualización de la vida misma, para escapar al consumo y al consumismo como meta prioritaria de un proceso político auténticamente revolucionario. También nos alertó: un museo público, el espacio público, son territorios vivos, tengamos cuidado al ocuparlos de no convertirnos en "empleados públicos" (con todo respeto por los empleados públicos). No perder pensamiento crítico, principal desafío.
(2) (3)
Reinaldo nos invitó a Patricio Larrambebere y a mí a decir unas palabras en el micrófono luego de su discurso. Y luego a cortar la torta de cumpleaños. Yo pude decir algunas sinceras palabras, pero a medida que los minutos pasaron esa noche, las sentí demasiado breves, casi amarretas. Dije que yo aprendí mucho de él, de su forma de hacer memoria y también que la tarea del MuseoTaller FerroWhite me recordaba que los sueños solo tienen sentido si se hacen realidad.
La mañana siguiente, me desperté en el Hotel Victoria y mientras desayunaba recordé el sueño que tuve. En él, mi discurso ante los invitados al festejo había sido más largo y mis palabras daban más cabalmente testimonio de lo que me une a Merlino y al hacer colectivo que él dispara.
En mi sueño, decía lo siguiente:
"Yo pude confirmar viendo el trabajo del Museo que no hay trabajo de memoria social que no implique simultáneamente un ejercicio de imaginación política colectiva. Yo comparto con vos la urgencia por la articulación entre imagen y palabra, la necesidad de que ese campo de fuerzas crezca con intensidad. Disfruto de tu capacidad para hacer que las palabras, relatos, narrativas y discursos habiten el espacio cotidiano, se conviertan así en cuasi-objetos con los que nos topamos, nos enfrentamos, y que nos pulsan. Me gusta como la arquitectura se vuelve así un espacio geográfico salvaje, que nos gruñe cosas desde todos los ángulos, que no permite que nuestra atención decaiga. Finalmente, lo que dije, que los sueños y las utopías (incluso los recuerdos de los "tiempos dorados") solo tienen sentido si los vivimos y hacemos realidad. Gracias Reinaldo!"
La noche había avanzado y a todos los participantes nos habían preparado una última sorpresa. Según se nos proponía, debíamos dirigirnos hacia la Usina Gral. San Martín... allí podríamos constatar la presencia de algunas apariciones misteriosas.
La primera aparición fue la imagen de San Atilio, Patrono de los Soñadores.
Pero luego, subiendo las escaleras... otro tipo de apariciones se hicieron presentes...
¿El Estados nos cuida?
¿Es posible la emancipación de nuestra Patria Grande siguiendo el modelo social y económico de nuestros antigüos y presentes opresores?
¿Es el destino deseado del trabajador convertirse en consumidor?
¿Qué puede el arte para alcanzar la felicidad del pueblo?
¿A qué agenda política es funcional la presencia de artistas sin pensamiento crítico acerca de las políticas estatales en proyectos auspiciados por el Estado?
¿A qué intereses políticos sirve que un joven artista se haya convertido en un "agente (cultural) de CIA (Centro de Investigaciones Artísticas)"?
¿A qué tipo de proyecto cultural estatal sirve procurar integrar a los niños de los barrios humildes a la Feria ArteBA e invitarlos a visitar los talleres de la Beca Kuitca en la Universidad Di Tella?
¿Qué actores sociales configuran el imaginario de una comunidad?
Interpelado por la presencia-ausencia de los fantasmas del Estado, estas preguntas perturbadoras surgieron en mi mente en lo más profundo de la oscuridad de la Usina Gral. San Martín, sin dudas un edificio que funciona como testimonio material bien concreto del saqueo ocurrido hace no mucho tiempo en nuestro país, y que algunos parece desean continuar.
En la noche fría, el MuseoTaller FerroWhite nos mantiene despiertos.
Pronto más!
Photos: DocAC/2014, (1) (2) y (3) Azul Blaseotto.