HEGEMONÍA. Desordenando las agendas del capital es un proyecto autogestionado y colectivo de investigación con métodos artísticos en torno a las maquinarias culturales, políticas y económicas. Incluye un ciclo de seis exposiciones durante todo el año 2011, encuentros, charlas y proyecciones con invitados especiales. Se presentará un libro-catálogo, documento del proceso.
Los artistas participantes son Azul Blaseotto (Buenos Aires, Argentina), Santiago Fredes (Tigre, Argentina), Paola Tafur (Cali, Colombia), Gabriel Serulnicoff (Buenos Aires, Argentina), Valeria Serué (Buenos Aires, Argentina) y Eduardo Molinari (Buenos Aires, Argentina).
1.
¿Con qué anotaciones, citas y bocetos nos encontraríamos hoy si pudiéramos leer las agendas con las que el capital organiza sus objetivos? ¿Cuáles de esos mensajes nos permitirían conocer mejor sus planes?
Visibilizar, intervenir y desordenar estas agendas hegemónicas es un objetivo central del proyecto. No obedecerlas pasivamente y soltarse de su cronología para crear y habitar otro tiempo, nuestro tiempo.
2.
Pensar la hegemonía nos enfrenta a conceptos ásperos: supremacía, preeminencia, jefatura, pero también a pactos, consensos y dinámicas proliferantes de poder. Actores jerárquicos, distantes, que observan desde lo alto. Estructuras piramidales, de apariencia sólida y bunkerizada, ajenas a las inseguridades. A veces los armazones y actores se presentan opacos, están ocultos o camuflados. Dinámicas subordinantes que reclaman disciplina. Energías autoritarias, represivas, creadoras de subjetividades anestesiadas, obedientes e infantilizadas.
Este trabajo propone una actitud prudente pero que creemos de radical vitalidad: interrogarnos qué posición tomar ante estos accionares y ante la hegemonía misma como concepto potencialmente estructurante de otras prácticas políticas.
3.
El capitalismo ejecuta su plan y se despliega en el espacio y en el tiempo con intenciones de llenarlo todo. La gestualidad de su cuerpo puede tornarse violenta y destructiva de modo evidente, pero muchas veces sólo se nos hace visible cuando ya es tarde y nos hallamos dentro de su estómago voraz e insaciable.
El neoliberalismo se mostró hegemónico de modo indubitable en nuestra sociedad entre 1989 y 2001, en un proceso cuyo vértigo inicial puede rastrearse en la última dictadura cívico-militar, aniquiladora y genocida. Sus objetivos y modelo social encastraron con la empresa político-económica desplegada globalmente luego de la caída del muro de Berlín.
Hoy, aunque dicha hegemonía pueda percibirse jaqueada tanto en distintas regiones del mundo como en nuestro país, el capitalismo global vuelve a prometernos “progreso” y “desarrollo”, y hace renovados esfuerzos por imponer sus agendas. Éstas incluyen una nueva división internacional del trabajo, exigen más industrialismo, más extractivismo y ningún cuidado de la naturaleza, ninguna conciencia ambiental ni ecológica. Agro-negocios, biotecnología, monocultivo de transgénicos, mega-minería, forman parte de este repertorio económico y social, nutriente de las especulaciones de las entidades transnacionales bancarias y financieras. De modo temerario se anuncia más ocupación. El trabajo sin embargo, es la mayoría de las veces flexible, precario y se incrementa el trabajo esclavo. La injusticia social incluye migraciones forzosas y un urbanismo salvaje, que borronea las dimensiones de lo privado y lo público, naturaliza el desamparo y privilegia los negocios de pocos.
Este capitalismo,afirma que estaríamos habitando la “sociedad del conocimiento”. ¿De qué conocimiento estará hablando? ¿Qué tipo de cultura precisa para reproducirse?
4.
Retomando las potencias aún existentes en las experiencias políticas y culturales de los años 60’ y 70’, al calor de las jornadas en torno al 2001 y a las luchas presentes por más democracia y en defensa de los recursos naturales en los países de la región, los movimientos sociales y culturales emancipatorios y resistentes a este proceso neoliberal abrieron y continúan abriendo grietas en su cuerpo de apariencia impenetrable.
En relación a dichas grietas, ¿dónde se hace visible hoy la hegemonía capitalista? ¿dónde se oculta o camufla? ¿qué subjetividades e institucionalidades “nuevas” crea dicha hegemonía?
¿Es posible imaginar una otra forma de hegemonía? ¿Aquélla que –casi paradójicamente- otorgue supremacía a la vida comunitaria, con justicia social a la par que justicia ambiental? ¿que nos permita trabajar para vivir y no vivir para trabajar? ¿Dónde encontramos hoy los indicios de esta otra dimensión?
Blaseotto / Fredes / Molinari / Serué / Serulnicoff / Tafur, Buenos Aires, abril 2011.
English version:
HEGEMONY. Desrupting the capital's agenda is a self-managed, collectiveresearch project that explores cultural, political, and economic machines with artistic methods. It comprises a series of six exhibitions, meetings, talks and projections with special guests during 2011. Also, a book-catalogue will be published to document the process.
The participating artists are Azul Blaseotto (Buenos Aires, Argentina), Santiago Fredes (Tigre, Argentina), Paola Tafur (Cali, Colombia), Gabriel Serulnicoff (Buenos Aires, Argentina), Valeria Serué (Buenos Aires, Argentina) y Eduardo Molinari (Buenos Aires, Argentina).
Concept.
1.
What notes, quotes and drafts would we find today if we were able to read the agendas with which capital organises its goals? Which of those messages would allow us to know their plans better?
To make visible, to intervene and to disrupt those hegemonic agendas is a central goal of this project. Not to obey them passively but to get rid of their chronology in order to create and inhabit another time, our time.
2.
To think about hegemony faces us with rough concepts: supremacy, pre-eminence, leadership, but also with pacts, consensus and proliferating dynamics of power. Hierarchical actors, who watch everything from their distant heights. Pyramidal structures of solid appearance, bunker-like and beyond insecurity. Sometimes, frames and actors become opaque, they are hidden or camouflaged. Subordinating dynamics that claim for discipline. Authoritarian, repressive energies that create anaesthetised subjectivities, obedient and infantilised.
This work proposes a prudent attitude, that we consider of radical vitality: to ask ourselves what position to take before these actions, and before hegemony itself, as a concept that could potentially structure other political practices.
Capitalism carries out its plans and spreads in time and space with the intention of covering everything. Evidently, its gestures may be violent and destructive, but many times it only becomes visible when it is too late and we meet ourselves inside its voracious and insatiable stomach.
Neoliberalism was undoubtedly hegemonic in our society between 1989 and 2001, in a process whose initial vertigo can be traced back to the last civil-military dictatorship, a destructive genocide. Its goals and social model were articulated with the political and economic enterprise deployed globally after the fall of the Berlin Wall.
Today, although that hegemony can be perceived as checked in different regions of the world as well as in our own country, global capitalism still promises “progress” and “development”, and it makes renewed efforts to push its agenda. This includes a new international division of labour: they demand more industrialism, more extractivism but they don't care for nature, they show no environmental nor ecological consciousness. Agro-business, bio-technology, transgenic monoculture, mega mining, are part of the economic and social repertoire that nourishes the speculations of transnational banking and financial groups. They rashly announce that there will be more employment. However, employment is most of the time precarious, and slave labour increases. Social injustice includes forced migrations and a savage urbanism, that blurs the dimensions of private and public, that naturalises helplessness and favours the business of a few people.
Capitalism states that we are living in the “society of knowledge”. What knowledge are they talking about? What kind of culture do they need to reproduce themselves?
4.
Picking up the still live powers of the political and cultural experiences of the 60s and 70s, of the demonstrations of 2001 in Argentina, and present fights for democracy or in defense of natural resources in the countries of the region, the social and cultural movements for emancipation and resistance to the neoliberal process have opened and continue to open cracks in the apparently impregnable body of capitalism.
In relation to those cracks, where is capitalist hegemony visible today? Where is it hidden or camouflaged? What “new” subjectivities and institutionality does that hegemony create?
Is it possible to imagine another form of hegemony? One that –almost paradoxically- would give priority to community life, with social justice and environmental justice? One that would allow us to work to live and not to live to work? Where can we find the hints of that other dimension today?
Blaseotto / Fredes / Molinari / Serué / Serulnicoff / Tafur, Buenos Aires, April 2011.
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