Todas las veces que escuché en persona a Andrés Carrasco no pude evitar conmocionarme y emocionarme. El primer sentimiento lo provocaba su lucidez analítica, su capacidad crítica y autocrítica, su claridad argumentativa para definir una realidad compleja: la relación entre ciencia, naturaleza y política. El segundo lo provocaba su valentía para enfrentar a los poderosos y su capacidad para transformar su enojo ante el cinismo y la injusticia en solidaridad y lucha. Gracias Andrés Carrasco por tu ejemplo y por hacer visible lo que muchos siguen queriendo mantener invisible. No todo se compra y se vende.
1. Hegemonía neoliberal.
"Los OGM, hoy en el ojo de la tormenta, nos vuelven a traer esa extraña y cada vez mas transparente relación del pensamiento biológico reduccionista con la ideología que preside la hegemonía neoliberal en esta etapa. La necesidad de instalar desde la ciencia, un relato legitimador que desmienta cualquier impacto de los OGM en la naturaleza, que sostenga la equivalencia entre alimentos no modificados y los OGM, que los defina como nuevas variedades, es la verdadera razón de los silencios sobre la complejidad del genoma y las consecuencias de interferir en ella. Para cerrar ese relato, se suele apelar a denominar a todos aquellos que defienden el principio de precaución del impacto tecnológico, de “ambientalistas anticientíficos”. En realidad definir sin fundamentos y desde el podio político, quien tiene un pensamiento científico o anticientífico, es un signo de dogmatismo cerril que paradojalmente interpela la propia seriedad del juicio del que lo emite."
2. Anulación del tiempo y de la historia.
"Los sectores que defienden la modificación genética de organismos (OGM), asumen como cierto que los OGM tienen los mismos comportamientos a los observados en el laboratorio cuando son liberados en la naturaleza. es decir que son equivalentes a los no-OGM. Afirman que los OGM “son naturales” y que “son nuevas variedades” asumiendo que la técnica experimental empleada es precisa, segura y predecible y que es equivalente al mejoramiento clásico de la agricultura. Esto es un grueso error y muestra un “desconocimiento” por parte del campo biotecnológico de las teorías y conocimientos de la biología moderna. En la concepción de los OGM, subyace la ausencia de considerar el rol del tiempo en la génesis de la diversidad y la valoración de los mecanismos naturales que la sostienen. Tanto en el proceso evolutivo como las variedades de las especies se sustentan en la reproducción sexual, la recombinación de material genético, y mecanismos biológicos y ambientales que regulan la fisiología del genoma. En nuestro entender es crucial entender que en cualquier modificación el genoma (transgénica o no transgénica) desaparecen: el tiempo biológico necesario para estabilizar las variedades y el proceso evolutivo y la historia de la especie, que si se conservan en el mejoramiento por los métodos clásicos. Se anula la variable tiempo apelando la instantaneidad de la manipulación del genoma con el objeto de obtener “nuevas variedades”."
3. La parte dominada del poder dominante.
"Los científicos defensores de los OGM, atraviesan esta etapa, que los expone afuera del laboratorio, con la ansiedad de no perder protagonismo. La necesidad de legitimar la tecnología, se transforma en una pulsión, anticientífica y dogmática. Mas aun, la afirmación de que el problema no esta en la técnica sino en su uso, es doblemente preocupante porque además de no asumir el pensamiento reduccionista que los preside, oculta la creciente subordinación y fusión de la ciencia con poder económicorevalidando las bases cientificistas productivistas y tecno-céntricas que emanan de neoliberalismo en su versión actual. La legitimación recurre a la simplista idea de que la tecnología por ser neutra y universal representa siempre progreso. Y que si algo falla es debido a la intromisión de un impredecible Dr. No que la va usar mal y que cualquier posible daño derivado de la misma, será remediado en el futuro por otra tecnología mejor o por el ingenuo argumento de la regulación del Estado aunque sepamos que este es socio promotor de los intereses que controlan el desarrollo científico en nuestros países. Prefieren desconocer que las tecnologías son productos sociales no inocentes, diseñadas para ser funcionales a cosmovisiones hegemónicas que le son demandadas por el sistema capitalista. Decir que los problemas “no tienen que ver con la tecnología transgénica” y que los que se oponen “están minando las bases de la ciencia” es parte de la predica, “divulgación” y diatriba contra el “ambientalismo”.
Biólogos moleculares del CONICET y sus adyacencias, el ambientalismo, no es una mala palabra o una postura caprichosa consumada por eco-terroristas delirantes. Es una posición ideológica que perfora el dogmatismo científico legitimante. El circulo del proceso legitimador se cierra al ocultar el condicionamiento y cooptación de instituciones como las universidades y el sistema científico, por fuerzas económicas y políticas que operan en la sociedad. Logran, así, el mérito de ser la parte dominada de la hegemonía dominante. Nos quieren hacer creer que todo es técnico, disfrazando la ideología de ciencia o mejor suplantándola con una ciencia limitada y sin reflexión critica."
4. Naturaleza artificial para hacer grandes negocios.
"En la Argentina, el alarde desmedido muestra la actual falla epistemológica del pensamiento científico critico en el marco del análisis de las teorías actuales. El “avance tecnológico” incursiona en la naturaleza aplicando procedimientos inciertos que simplifican la complejidad de los fenómenos biológicos para “vender certeza” y proponer, por ejemplo, desde el sector privado (Truco y Grobocopatel de Bioceres) acompañados por el entusiasmo de entre otros, de Néstor Carrillo y Raquel Chan, investigadores superiores del CONICET, la transformación de la naturaleza en una “factoría” de productos, donde las plantas serian sustitutas de procesos industriales.
Una verdadera naturaleza artificial funcional y necesaria para los grandes negocios. Hay en todos estos discursos, mucha ambición, soberbia, una pobre comprensión de la complejidad biológica y poca ciencia. Hay grandes negocios y un enorme relato legitimador que los científicos honestos no podrán evitar interpelar, aunque las empresas transnacionales compren todas las editoriales de revistas científicas o bloqueen las publicaciones y las voces que interpelan el sentido de la ciencia neoliberal-productivista. La ciencia, su sentido del para que, para quien y hacia donde está en crisis y nosotros en la patria grande no podemos fingir demencia si queremos sobrevivir soberanamente."
Fragmentos de las reflexiones de Andrés Carrasco, publicadas en su blog el 14 de marzo de 2014.