Arquitectura, ideología y poder.
Siempre interesaron al Archivo Caminante las relaciones entre arquitectura, ideología y poder. La infraesructura material como escenario en el que se desarrollan nuestras vidas despierta mi curiosidad en la medida que se convierte en el soporte de inscripciones, huellas, señales, relatos, cosmovisiones.
Los edificios pero también la obra pública y privada, las construcciones que alojan sitios de producción, depósitos, galpones de distribución, fábricas, silos, frigoríficos, plantas de energía.
Los fantasmas y espectros del pasado pero también alguno presagios del porvenir circulan por allí. También en las autopistas, estaciones de tren, túneles del subterráneo, puertas y pistas de los aeropuertos, muelles marítimos, playas de containers. Parques, piletas, estadios, hoteles. Teatros, cines, museos.
El capital y el Estado dejan allí rastros de su labor o de su ausencia. La arquitectura y el urbanismo dejan evidencias, muchas veces pruebas, de sus intereses, de sus objetivos visibles o invisibles. También dan testimonio que puede permitir comprender y conocer los orígenes de su existencia, de los orígenes de las condiciones materiales que hicieron posible su construcción.
Mientras tanto, cuerpos y almas, circulando y habitando esos espacios nos vemos afectados, a veces de modo evidente, a veces de manera inconsciente.
En 2001 -el año de la mayor crisis de representación política en democracia, el año del colapso del modelo neoliberal hegemónico vigente con especial intensidad desde 1989 aunque claramente impuesto con violencia y terrorismo de Estado por la última dictadura militar argentina entre 1976 y 1983- el empresario Eduardo Costantini inauguró su Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), construido en un especial terreno de un barrio también especial.
La curiosidad del Archivo Caminante por la actuación de la dirigencia empresarial nacional en los procesos de saqueo, privatizaciones, especulación financiera, endeudamiento externo y fuga de capitales; sus vínculos con las políticas genocidas y ecocidas, y finalmente, con el sistema hegemónico de las artes visuales configurado desde comienzos de la década del 90 en Argentina, fue a darse con un ejemplar de la revista BANK en la que el creador del MALBA contaba el modo en el que alcanzó a juntar su primer millón de dólares. Decía allí Eduardo Costantini: "Un amigo me prestó plata y especulé en la bolsa. Justo llegaba Martínez de Hoz (ministro de Economía del gobierno militar en 1976), cambiaron las expectativas y subieron todos los activos, bonos, acciones, inmuebles, junto con la caída del dólar." Y sigue relatando sus maniobras de especulación financiero primero e inmobiliaria después.
"Justo llegaba" son las palabras mágicas destacan una especial sintonía entre la experiencia personal del ahora magnate Costantini y las políticas económicas impuestas por la dictadura genocida. Hasta hoy se me pone la piel de gallina ante semejante evidencia del tipo de sensibilidad que encarna uno de los más reconocidos actores de la escena de las artes visuales en Argentina. Una sensación híbrida de asombro y repugnancia.
"Justo llegaba" es el título de la instalación con la que he intentado compartir dicha sensación, con la -tal vez- ingenua convicción que sentipensar colectivamente ayuda a procesas las experiencias traumáticas de una sociedad pero también con la expectativa de despertar una nueva sensibilidad capaz de no dejarse atrapar por los bienhechores carceleros del arte.
"Justo llegaba", fue parte de la exposición SAQUEO, en Pasaje17, Galería de Arte de APOC y OSPOCE, entre Mayo y Junio 2023.
Detalles de la instalación: Fragmentos de la revista BANK / Maqueta de Museo (Concepto: Archivo Caminante / Realización: Alfonso Piantini) / Collages: Archivo Caminante.
